EL DIOS QUE YO CONOZCO

6.13. Los primeros jueces

El primero de estos jueces fue el hermano menor de Caleb, Otoniel, quien liberó a su nación de la opresión de ocho años ejercida por el rey Cusan-risataim de Mesopotamia. Este era probablemente uno de los príncipes mitanios cuyo nombre no se ha hallado aún fuera de la Biblia, lo cual no es extraño en absoluto, en vista de que las fuentes mitanias son fragmentarias. Este período coincidió probablemente con los últimos años de la XVIII dinastía de Egipto -los reinados de Smenjkare, Tutankamón, Eye y Haremhab- cuando un rey siguió a otro en rápida sucesión.

Aod, el segundo juez, liberó a las tribus meridionales de una opresión de 18 años -impuesta por los moabitas, amonitas y amalecitas - cuando mató al rey moabita Eglón. Fue probablemente alrededor de este tiempo cuando Seti I, el primer rey fuerte de Egipto en muchos años, invadió a Palestina y aplastó una rebelión cananea en la parte oriental del valle de Esdraelón.

El que las ciudades cananeas quedaran nuevamente bajo el dominio egipcio no afectó a los israelitas, quienes probablemente no habían tomado parte en la rebelión y no poseían ciudades que los egipcios pudieran reclamar como suyas. Sin embargo, es posible que Seti I tuviese un encuentro con algunos hebreos de la tribu septentrional de Isacar, porque él menciona en un monumento mal conservado, hallado en Bet-seán, que los "hebreos ['apiru] del monte Jarmut, con los Tayaru, estaban ocupados en atacar a los nómadas de Ruhma". Aunque Tayaru y Ruhma no han sido aún identificados, Jarmut fue una de las ciudades que Josué destinó a los levitas en el territorio de Isacar (Josué 21: 29).

Por lo tanto, Seti I pudo haber luchado contra algunos hebreos de la tribu de Isacar, tal vez para castigarlos por haber atacado a sus aliados; pero las consecuencias para los hebreos no parecen haber sido de gran alcance, pues de lo contrario los registros bíblicos lo habrían indicado. Sin embargo, nunca debe olvidarse que el libro de los Jueces, que relata la historia de Israel durante casi 300 años, contiene sólo un registro fragmentario de todo lo que sucedió durante este largo período.

Los 80 años de reposo de que disfrutaron las tribus meridionales después de la acción heroica de Aod, coincidieron en parte con el largo reinado de Ramsés II de Egipto. Este faraón marchó a través de Palestina por el camino costero, que no estaba en manos israelitas, a fin de encontrarse con el rey hitita en Cades, sobre el Orontes, en la famosa batalla de Cades (Kadesh). Allí ambos, Ramsés y los hititas, se atribuyeron la victoria.

No obstante, Ramsés no parece haberse preocupado seriamente acerca de sus posesiones asiáticas. Mantuvo guarniciones en las ciudades palestinas de Bet-seán y Meguido, que se hallaban en el valle de Esdraelón, y probablemente también en ciertas ciudades estratégicas de la costa. Mientras los israelitas no le disputasen la posesión de esas ciudades, no le preocupaba al faraón que estuviesen establecidos en las regiones montañosas de Palestina.

En varias inscripciones, Ramsés II menciona que esclavos hebreos ('apiru) estaban ocupados en sus diversos proyectos de construcción en Egipto; de esto deducimos que algunos hebreos caían ocasionalmente en manos de los comandantes del ejército de Ramsés en Palestina. También es posible que esos israelitas fueran hechos esclavos por el rey cananeo Jabín, de Hazor, quien por 20 años, durante el reinado de Ramsés II, oprimió a los hebreos. Los heroicos caudillos Débora y Barac pusieron fin a esa triste situación.
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