EL DIOS QUE YO CONOZCO

6.15. Los últimos jueces

Después de Abimelec vinieron dos jueces: Tola de Isacar (23 años) y Jair de Galaad (22 años). No se registran sucesos importantes de este tiempo, lo que parece indicar que estos 45 años fueron tranquilos.

Después de la muerte de Jair comenzaron dos opresiones aproximadamente al mismo tiempo: una de los amonitas en el este, que duró 18 años y a la que puso fin Jefté, el general saqueador; y otra de los filisteos en el oeste, que duró 40 años. Esta opresión filistea tuvo efectos más desastrosos sobre los hebreos que cualquier otro período de aflicción anterior.

Como ya se ha hecho notar, Jefté hizo una importante declaración cronológica (Jueces 11: 26) al iniciar su guerra de liberación contra los amonitas. Declaró que para ese tiempo Israel había vivido 300 años en Hesbón, y que los amonitas no tenían ningún derecho de disputar a Israel la posesión de las ciudades cercanas que habían sido quitadas al rey amorreo Sehón, bajo la dirección de Moisés. Los seis años que Jefté juzgó a Israel deben haber comenzado aproximadamente 300 años después del fin de los 40 años de peregrinación en el desierto; por lo tanto, habrá sido alrededor de 1106 AC.

Mientras que las tribus del oriente eran afligidas por los amonitas, las del occidente soportaron los embates de los filisteos. Habiendo consolidado su posición en la región costera del sur de Palestina, donde no fueron molestados por los debilísimos sucesores de Ramsés III de Egipto, los filisteos dirigieron su atención al interior del país y subyugaron a las vecinas tribus israelitas, especialmente Dan, Judá y Simeón. Esta opresión comenzó en el tiempo cuando Elí era sumo sacerdote, en cuyo hogar se crió el niño Samuel.

Poco después del comienzo de esta opresión nació Sansón, quien, al alcanzar la virilidad, comenzó a hostigar a los opresores de su nación, y lo hizo durante 20 años, hasta que lo aprisionaron. Dotado de fuerza sobrenatural, Sansón causó mucho daño a los filisteos. Si hubiese disciplinado su carácter, podría haberse convertido en el libertador de Israel en vez de morir de una muerte ignominiosa. Puede haber sido durante esos años cuando los filisteos ganaron la batalla de Afec, tomaron el arca y mataron a los dos hijos del sumo sacerdote Elí. Esta batalla señaló el punto más bajo de la historia de Israel durante el período de los jueces, unos 300 años después que el tabernáculo fuera trasladado a Silo por Josué. Por lo tanto, la fecha de este acontecimiento es alrededor de 1100 AC.

Después del desastre de Afec, Samuel comenzó su obra como dirigente espiritual de Israel. Sin embargo, no estuvo listo inmediatamente para guerrear con éxito contra los filisteos, que poseían fuerzas y técnica militar superiores. La opresión continuó otros 20 años, pero terminó con la victoria de los israelitas capitaneados por Samuel en la batalla de Eben-ezer (1 Samuel 7: 13).

Después de Eben-ezer, Samuel comenzó un gobierno pacífico y próspero sobre Israel. Esto debe haber continuado unos 30 años, hasta que el profeta accedió a la demanda popular que pedía un rey. Los hijos de Samuel, a quienes él había nombrado como sus sucesores, no resultaron aptos como dirigentes y fueron rechazados por el pueblo.

Con la coronación de Saúl como rey de toda la nación finalizó la época heroica y comenzó una nueva. Antes de este tiempo la forma de gobierno de Israel era una teocracia, pues se esperaba que los gobernantes fueran nombrados por Dios mismo y dirigidos por él en la realización de su tarea. La nueva forma de gobierno comenzó como una monarquía cuyo rey fue señalado por Dios, pero pronto se convirtió en monarquía hereditaria. (La teocracia finalizó formalmente con la cruz).

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